El downtown neoyorquino de la década de los 90 estaba plagado de calles prohibidas para todos aquellos incapaces de manejar con soltura los códigos propios del típico gueto de droga y delincuencia. Uno de los grandes focos se encontraba en el Lower East Side, donde, con 19 años, fue a parar un chico llamado Aaron Rose.

Recién llegado desde San Fernando (California) para dar unos conciertos con su grupo mod, Rose comenzó a conocer a gente y a más gente que le presentó a otra gente, sintiéndose como pez en el agua en un nuevo grupúsculo de amigos skaters. Aquella gira en precario que lo había llevado a Nueva York en furgoneta por unas semanas, acabó siendo el detonante para un cambio de vida integral.
Aaron consiguió un trabajo como dependiente en una tienda y, junto a otros 4 amigos, se instaló en un bajo de la calle Ludlow por el que pagaban 400$. Pronto se convirtió en el nuevo punto de encuentro para distintas pandillas, casi todas con inquietudes creativas relacionadas con el skate. Entre ellas, había nombres que luego resonarían en el mundo del cine (Spike Jonze, Harmony Corine y Chloe Sevigny) y del arte (Ed Templeton, Barry McGee, Margaret Kilgallen, Mark Gonzales, Thomas Campbell, Jo Jackson, Shepard Fairey, Claire Rojas…).

Las fiestas con DJ’s invitados a partir de las 18h se hicieron frecuentes y congregaron a todo tipo de público. No era extraño coincidir con Kim Gordon, Bruce LaBruce o Larry Clark (quien reclutaría a algunos de aquellos chicos para “Kids”). En paralelo a estos saraos, se fue gestando una comunidad de personas dedicadas a la fotografía, a la videogreación, al graffitti, a la ilustración y al diseño. Gente joven que nunca había expuesto en una galería, para la que el arte era algo accesorio al deporte o a una filosofía de vida DIY aplicable a todos los ámbitos. En aquel bajo todos se empapaban de las inquietudes de todos y, con una motivación contagiosa, producían sin ninguna pretensión más allá que la de disfrutar. Así, de forma natural, surgió Alleged Gallery.

Aquello ya no iba únicamente de fiestas o de acoger a los colegas. Entre 1992 y 2002 se montaron exposiciones comisariadas por Aaron Rose como “Minimal trix, an exhibition of skateboard art”, las cuales supusieron un espaldarazo para aquellos amigos artistas hasta el momento ignorados y, en ocasiones, tratados como delincuentes. La cotidianidad del lugar fue registrada por Rose durante toda una década, resultando 450h de grabaciones. El extracto de todo ello es el documental “Beautiful Losers”, con entrevistas a algunos de los miembros más destacados, disponible en Youtube con subtítulos en español.
Las relaciones humanas, en general, son complicadas, y más cuando se fraguan en base a un vínculo de convivencia o en favor de un proyecto compartido. Pero, según Rose: “Alleged fue como esas cosas que no se pueden predecir. No hay fórmula para ello… ni para que vuelva a pasar nunca”.